El cambio personal se refiere a variaciones de orden estructural que sufrimos las personas y que se traducen necesariamente en nuevos comportamientos. Tiene que ver con la capacidad de adaptación de los individuos a las transformaciones del medio en el que se está inmerso, esa capacidad de acomodo está supeditada al aprendizaje.
El cambio es una realidad ineludible, la dimensión humana del cambio tiene que ver con los propios valores, creencias y comportamientos. Todo cambio produce una transformación y para lograr una transición aceptable hacia esa nueva realidad, debemos modificar estrategias, procesos, tecnología y a la propia persona.
Para sobrevivir a los cambios demandantes de nuestra realidad, en principio, es muy conveniente aceptar que las cosas ya cambiaron, que el cambio no espera por mí, entonces, mientras más pronto se acepte ese cambio, más temprano estaremos dispuestos a enfrentarlo y aún más a involucrarnos y disfrutarlo. De modo que se produzca un resurgir de la cultura personal y se adquieran las habilidades y conocimientos necesarios para elevar los resultados del desempeño en este nuevo saber personal.
Nos resistimos al cambio, porque hasta ahora estaba muy cómodo, estoy en mi zona de confort y por supuesto al ocurrir eventos novedosos, que no están en mi repertorio conocido y los que ya sé cómo abordar, me niego, en principio NO QUIERO cambiar, además NO PUEDO cambiar, por que NO CONOZCO cómo enfrentar esta nueva realidad que me aturde y sobrepasa.
Aceptar que las cosas ya cambiaron es difícil porque tenemos hábitos que subyacen en nuestra cultura personal con los que me siento muy cómodo, adicionalmente hasta ahora me había sentido seguro, como si fuera poco, temo enfrentar lo desconocido y de la información disponible selecciono aquella que me sea más fácil de entender y que siento que me favorece, aunque esto último no sea cierto.
Al principio caemos en negación, percibimos el peligro que genera ese cambio, crece la ansiedad, nuevas tareas que hacer, nuevos conocimientos que adquirir, nuevos retos que enfrentar, se hace complicado y difícil, como consecuencia prefiero quedarme en el pasado.
Luego pasamos a defender el Status Quo, nos aferramos a costumbres y tradiciones, evitamos la realidad, reaccionamos con apatía o ira, o ambas, hay una negativa a cambiar, pero aquí se comienza a valorar las ventajas y desventajas del cambio y comienza una etapa de aceptación.
Viene ahora el aceptar, es imposible impedir el cambio, sentimos que no podemos cumplir las nuevas expectativas, pero intentamos, tratamos, nos equivocamos e intentamos de nuevo, aprendemos por ensayo y error, se inicia una búsqueda de soluciones y el desarrollo de nuevas habilidades.
Llegamos entonces a adaptarnos o a la asimilación de la nueva situación, de la nueva realidad cuando ahora al enfrentar con decisión lo que se tiene enfrente, ahora se actúa con otras estrategias que comienzan a dar resultados y que de pronto comenzamos a disfrutar de lo que “esto” trae consigo, hay un nuevo sentido de vida, los cambios ahora son familiares y de algún modo estoy de nuevo en una zona de confort, nueva y diferente. Pero que eso no te engañe, sabemos que más pronto que tarde habrá nuevas realidades, nuevos cambios, nuevas adaptaciones.
¿Alguna vez hemos estado sometidos al cambio?
Sin duda alguna, la respuesta es afirmativa, lo importante es cómo enfrentamos ese cambio que vino a desdibujar lo que hasta hoy sentimos como seguro.